viernes, 18 de mayo de 2012

Relatos y poesías del Concurso de la Feria del libro: Menciones

Como siempre que se decide una serie de premios, da mucha pena dejar fuera a aquellas personas que lo han hecho muy bien aunque no hayan quedado finalistas. Publicarlos aquí es una manera de reconocer su mérito. Vamos a ver los mejores...


  • Relato de Lucía Murcia, 3º B:


Esta es una historia como otra cualquiera, ni más triste ni más desgraciada que el resto. Pero mi historia. Me gustaría que fuera diferente, aún así no puedo hacer nada para cambiarla.
Soy Laura, 14 primaveras. Estoy gorda. No sé por qué hablan de mí como una anoréxica, si estoy gorda. Doy asco. Cada vez que me peso, y veo que la báscula no se inclina hacia la izquierda, me quiero morir. Me miro al espejo y no veo lo que me gustaría ver. Preferiría no seguir viviendo.
¿Cómo he llegado a este punto? No lo sé ni yo misma. Empecé a preocuparme más por mi físico, que realmente nunca me había importado demasiado, cuando pasé por delante de unos chicos de mi instituto y empezaron a reírse y a hacer este tipo de comentarios: “Joder, mira Laura que gorda está, parece una ballena” O cosas así. Palabras que quedaron grabadas en mí, como un te quiero en el corazón de Julieta.
Quiero cambiar, no estoy contenta conmigo misma, quiero morir. Suponía que con dieta y algo de ejercicio podría cambiar, así que empecé a dejar de comer…
Perdí bastante peso, pero ¿Por qué no conseguía verme más delgada?
Añadí ejercicios a mi  dieta; hacía deporte hasta quedarme sin fuerzas… En mi cabeza solo existía la palabra “Gorda, Laura, estás Gorda”. Fui debilitándome cada vez más, hasta que un día, al intentar levantarme, caí al suelo y solo recuerdo un motón de esferas luminosas brillando a mí alrededor.
Solo sé que al despertar estaba en el hospital. Espero no recuperar nunca. Prefiero morir. Ahora no soy gorda, soy anoréxica. Me da igual serlo, lo peor es que creo que mi hermana menor, sigue mi mismo camino, sigue mis pasos.
No puedo más. El mundo se derrumba hoy para mí. 

  • Poesía de Lucía Murcia, 3º B: .DIFERENTES, NO IMPORTAN LO MISMO.
Llegados a este punto, no sabe que es mejor,
Si morir y dejarlo todo o luchar por lo que un día sonrió
Cada vez se ve peor, no es cuestión de lo que digan,
Es cuestión de su razón.
Cuando era una joven normal, no lo aprovechó
Y dejándose guiar por no sabe qué cosa,
Todo a su alrededor cambió.
No quería vivir así, no gustándose ni ella misma
Quería cambiar por fuera, muy poco a poco y sumisa.
Porque no sabe cómo, pero siente que en su mundo no hay nada
No sabe porque razón debe abrir los ojos cada mañana
Quizá no tenga ninguna, solo la gente que la acompaña.
En la crisis que está atravesando, no cuenta el dinero,
Solo la felicidad de muchos, que vale más que el mundo entero.
¿Qué es lo que realmente importa?
¿Qué es más difícil de solucionar?
Porque no siempre el dinero, da la felicidad.


  • Rafa Maldonado, 4º B: Recuerdos de la alpujarra
Despierta ya el amanecer,
Con un sol abrasador,
Y a su paso deja ver
Una tierra de labor.

Se llama Alpujarra,
Y está al sur de Granada,
Tiene olivos y parras…
¡ay, qué tierra tan amada!

Porque eres la tierra en que nací,
En la que crecí con mucho amor,
La tierra en la que conocí
Al lucero de mi corazón.

Y no sé como explicar
El añejo sabor del fruto de tu vid,
Con un color brillante como el rubí,
Que tiene algo especial.

Las huellas del pasado,
A esta tierra han marcado;
Por moros y cristianos
Que ahora son recordados.

Nunca te olvidaré,
Aunque me aleje de ti,
Siempre te recordaré
Como la tierra en la que viví;
Porque tu encanto a ti me amarra,
Y no podría resistir
El nunca volver a la Alpujarra.

  • Marius Anganu, 4º B: El puente.
¿Sabías que puedes equivocarte
Creyendo que tienes razón?
¿Y que a veces hay que escuchar dos veces
Y no hablar del tirón?
A veces somos ciegos,
No vemos el bosque por los árboles.
A veces protegemos cosas
Que creemos que son indispensables.

El lugar donde vivo
No es solo un lugar,
Sino un amigo
Que me tuvo que enseñar
Lo que antes
Era oculto para mí
Aunque siempre,
Pero siempre estaba ahí.

Esta arruga vieja y seca
Aparenta, a veces, muerta,
Triste y sola
Pasada de moda,
Pero da igual,
Este sitio mola,
Aunque no es una feria viva,
Sino más que esto, una amiga.

Mucho rato he pasado
Aburrido y quebrado
Sin ganas de abrir los ojos
Y mirar lo mismo siempre,
Siempre, sin poder ver todo,
Mirando solo un puente
Imaginado en mi mente
Imaginando que de repente
Yo puedo cruzar el puente
Y tirar todo al retrete
Y al retrete tirar la cadena
Para que se vaya toda mi pena.

Pero cuando iba a hacerlo
Resbalaba y me caía
Y el puente se rompía
Hasta que llegó el día
Cuando solo lo rompí
Y al final yo me caí
Hasta el más profundo fondo
Oscuro y olvidado
Porque a este, sin pensarlo,
Lo he dejado ignorado.
Y es entonces cuando vi
Que este sitio estaba en mí.

¿Cómo que me he dejado
Esta parte importante
A perderse en los fondos
Para comerla los hongos
De la tristeza inacabable
Y quitármela del todo?
Y es que esta importante parte
Era ella, la alegría,
Que la encontraba siempre,
Pero siempre se caía
Porque yo vivía en el puente.


  • Laura Romera, 4º B: OCHO LETRAS, DOS PALABRAS, UN SIGNIFICADO
Los domingos son para reflexionar, para escuchar esa canción que tanto te gusta una y otra vez mientras que te  prometes a ti mismo que a partir de éste día todo será diferente. Pero al día siguiente llega el lunes y todo vuelve a ser igual. Reflexionas sobre todo: prometo estudiar más, prometo no salir tanto, prometo ayudar más a mi familia, prometo cuidarme más, prometo, prometo, prometo… Absurdas promesas que luego nunca cumplimos. Reflexionamos sobre todo y nunca nos olvidamos del amor: Ocho simples letras, dos simples palabras y un simple significado cómo tan sólo esto puede hacernos tan felices, o por el contrario hacernos sentir tan mal, dependiendo de quien provengan y de qué manera las digan. El amor siempre está presente, en cada esquina hay razones para seguir creyendo en él. Es mirar en tus ojos, y ahí está, aún sigue brillando. En cuanto cae el sol, te empiezo a echar de menos, y la cama es un mal lugar para estar cuando tú no estas allí. A veces me siento tan enamorada, tan llena de ilusiones, de pensamientos, y te veo tan lejos y entonces pienso: es esto. Lo que busco, esa sensación que te eleva y a los segundos te deja caer otra vez. Sé mi sol, dedícame canciones, sácame a bailar, dime todas esas palabras que te rondan la mente, miénteme si quieres, ódiame… pero forma parte de mi vida. Estoy desecha a veces, caigo, y siento que tú caes conmigo y lo nuestro desaparece. Pero no tiene por qué ser así, cada día es una buena escusa para empezar de cero, para hacer los que podíamos haber echo juntos desde hace tanto tiempo. Te echo de menos hasta cuando estás, llámame, quiéreme, no te vayas. Y dime esas dos simples palabras, que por muy absurdas que te parezcan, son las que me ayudan a seguir a delante, las que hacen que cada domingo, de cada semana, de cada mes, de cada año que pasa, reflexione e intente mejorar.
Sin duda los domingos son días para reflexionar.


  • Elisa Ocaña, 3ºB: “DE LA POBREZA A LA RIQUEZA EN LA ALPUJARRA”

 En 1920, en un pueblo de la montaña al sur de Sierra Nevada en el que caen muchas nevadas llamado Capileira vivía una familia pobre que sobrevivía vendiendo lo poco que le daba su rebaño. En el cortijo vivían un matrimonio (Pascual y Genoveva) y sus siete hijos (Antonio, Manuel, Rosendo, Jacinto, María, Dulce y Angustias). Tenían un rebaño de 141 cabras y ovejas al que tenían que alimentar, para sacar dinero vendiendo su leche, sus quesos, su lana…
Un día de invierno, Pascual subió a la Sierra con el rebaño para que comiera y allí comenzó a nevar, él se refugió en un cortijo abandonado y se echó una siesta. Cuando acordó había ya un metro de nieve que cubría el suelo, entonces se tuvo que quedar allí a pasar la noche. Genoveva, su mujer se asustó al ver que eran las diez de la noche y Pascual no llegaba al pueblo. Como en aquellos años no había teléfonos pues no pudo localizarlo. Al día siguiente decidieron subir Genoveva y los hijos a la sierra a buscar a Pascual. Cuando llegaron lo encontraron pero el rebaño allí no estaba. Ase pusieron todos a buscarlo y de las 141 cabras y ovejas sólo encontraron a 138. Las cogieron y se las llevaron para Capileira, Jacinto ordeñó a un par de ellas y todos cenaron leche con sopas. A la semana siguiente, aparecieron las tres cabras que faltaban del rebaño en la puerta del cortijo y en la boca traían dinero, el cual sacó a la familia de la pobreza y se convirtieron en la familia más rica de Capileira.

¡¡Enhorabuena a todos, porque habéis hecho unas creaciones que se disfrutan muchísimo!!

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